Perdimos la cabeza, pero no el sombrero. Perder la cabeza en ocasiones es hasta saludable, sacudirse el alma y dejar dentro sólo lo que nos hace bien. Pero el sombrero, ni de coña. El sombrero sólo lo pierden los miserables… y si no que se lo pregunten a Pokey Lafarge.
Hay pocas cosas más increíbles que dejarse sorprender. Ir a Bilbao a un concierto de un grupo del que no has escuchado ni una sola canción sólo porque un par de amigos te dicen que es uno de los directos más especiales que han visto. Confiar. Y convertirse en lo más bonito que he visto en un escenario en 2015 -compitiendo con Silvia Pérez Cruz en la Plaza Trinidad-.
La magia de la música, comparable a la magia de los Reyes Magos de Oriente… Dos meses antes de que trepen por mi terraza y dejen todo perdido (dicho sea de paso), mi rubia de 4 años cree en la magia potagia a pies juntillas. Cada anuncio de cada juguete de cada canal de televisión… se lo pide a los Reyes. Su hermana y yo nos miramos, sonreímos y le decimos… «lo quieres todo»… y ella contesta inmutable… «no, todo no». Casi todo. Que no acabe esta magia, que dure siempre.
«Coge poca ropa, mucha fuerza y un vino. Vamos a salir de ésta». Esta declaración de intenciones me la he tomado yo también a pies juntillas, como mis rubias la magia, y hoy mismo hago las maletas. Arrivederci. La ciudad eterna nos espera.
Roma?? qué suerrrrte!