Con los brazos abiertos. Así te esperábamos. No sé vosotros pero yo muero por un ratito de sol. Ganas mil de terraza y cerveza con el sol empequeñeciendo nuestros ojos y tostando las mejillas. Ganas de hombros al aire, de camiseta de tirantes, de sandalias, de noches al aire libre y cenas a la luz de la luna. Sí, lo sé, aún falta. Es el Mediterráneo que me llama.
Mientras superamos un virus y nos visita otro preparamos las maletas para visitar el pueblo bonito y tirar piedras al río. Las rubias tienen ganas de coger un palo y subir al mirador entre arbustos y piedras. Y yo, si soy sincera, de comida casera rica y de que a las mañanas me digan, «tranquila, duerme un poco más». Me entendéis, lo sé.
Cura de sueño y rubias en vena para hacer un alto en el camino y coger fuerzas que vienen curvas. Nos espera una primavera bonita y movida a juzgar por los proyectos que tenemos entre manos. Nos movemos sin saber muy bien hacia dónde nos llevarán nuestros pasos, pero avanzamos con paso firme y sin mirar atrás. Y en el camino nos rodeamos de gente bonita.
Y mientras esperamos ver salir el sol desde la ventana, nos quedamos perplejos con la vanidad humana viendo «House of cards» y apilamos los libros, que esta vez sí, queremos leer. Entre ellos «Anotaciones circulares» de Iban Petit, con la maravillosa foto de portada de Yosigo.