Estos días de agosto. Siestas de verano con el ventilador a medias, las olas de fondo, la arena entre unas sábanas que sobran hasta el alba. Esa calma inaudita, esta vida sin prisas.  Este olor a salitre hasta en las entrañas. Con chancletas, poca ropa, sin maquillaje y el pelo alborotado del cloro y del agua salada. Con un paisaje de cielo azul, de mar en calma, de aguas cristalinas y banderas piratas. Con la cala Waikiki conquistada a base de caminar entre árboles caídos y olor a pino, entre piñas de bosque y caminos marcados en los troncos.

Sin más pretensión que ganar esa partida a la escoba, librar esa aguadilla y no desesperar ante el ruido y las terrazas demasiado concurridas. Pero, si uno sabe elegir, más allá de los núcleos urbanos y de los pueblos demasiado conocidos hay un sinfín de calas vírgenes y de paraísos deshabitados en pleno agosto y no demasiado lejos de casa. No seré yo quién los desvele.

DSC02574

El otro día leía a alguien escribir sobre la cara A y la cara B del mes de agosto. Los que disfrutan de vacaciones después de un año intenso de trabajo y los que trabajan en sectores que en verano doblan los esfuerzos y no pueden librar. Yo, mientras pueda, me pido estos agostos libres y un poco asalvajados, con rock de fondo, comidas sanas y un buen mojito en la calle del pecado de Sitges, donde yo… sólo veo amor.

Deja una respuesta

Suscríbete a nuestra newsletter para recibir las últimas noticias, cursos y contenido exclusivo.
Gracias por suscriberte

Nos alegra que quieras estar al día con nosotros. 🎉

mientras tanto puedes seguirme en mis redes sociales

Reserva tu plaza para una sesión Polaroid conmigo. Una vez que completes la compra, me pondré en contacto contigo para programar la cita y brindarte más detalles.

Gracias por rellenar el formulario me pondré en contacto contigo lo más rápido posible.

mientras tanto puedes seguirme en mis redes sociales