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¿Bailamos?

A 2018 le pedí calma, valentía, coraje y salud. Y así lo acabo. Con la sensación del agua de mi pequeño paraíso murciano en los tobillos y las ganas siempre de volver más pronto que tarde. Con una Girona espléndida que nunca deja de abrigarme. Con Venecia dando calor a un otoño bandido y Verona dando sabor a noches de miel. Con Madrid recordándome que aún sigo viva si cierro los ojos y logro emocionarme de nuevo con la voz de Eddie Vedder y el sonido eterno de Pearl Jam.Ya no hay año que no tenga curvas y nos vamos acostumbrando a girar el cuerpo para tomarlas bien y no caer del todo. Y llegamos a meta, vaya si llegamos. Pero disfrutando del camino y de quien nos acompaña. De la música de De Pedro, de la energía renovada de mi mexicana preferida y de los Gaylads en esta canción que sabe a trenes de llegada y de salida.

 

Vamos a por un 2019 de chicas valientes. London is coming y queda mucho por bailar. Tanto que siento que este viaje acaba de empezar…

Can Bassa-interior

¿Viajamos?

Viajar. Escaparse a otro lugar. Hacer las maletas. Prepararse para sacar fotografías que nos permitan recordar. Pero sobre todo, vivir la experiencia. Conocer otras costumbres, callejear, soñar con una terraza y un buen vino. Reír a carcajadas y no querer volver. Y a la vuelta pensar con escapar de nuevo. ¿No os pasa?

Si hay un lugar que evoca tranquilidad ése es Can Bassa, una casa rural con encanto situada en la localidad girondesa de Madremanya. Una masía en un pueblo medieval donde poder perderse y quién sabe si encontrarse. Sus jardines con un buen libro. Las increíbles vistas al Empordá y una decoración de ensueño hacen de este destino un lugar único para desconectar.

Can Bassa

No sé si os pasa, a mí a menudo. Querer escapar de la rutina me hace buscar destinos al azar en www.booking.com, la web de referencia en la búsqueda de alojamientos. Y así encontré Can Bassa. Quizás también porque Girona tiene un lugar especial en mi vida y sobre todo el Alt Empordá. Siempre especiales los días claros, las calles empedradas, los mercados y museos y, sobre todo, su gente. Incluso con Tramontana. Siempre soñando con volver.

Aiguablava

Muy cerca de esta masía nos encontramos con lugares tan paradisíacos como las playas de Aiguablava, una de las más especiales sin duda de la Costa Brava. A tan sólo 10 km se encuentra La Bisbal de l´Empordá, un pueblo para perderse durante horas entre sus tiendas de cerámica, una auténtica perdición. Girona, el increíble pueblo medieval de Begur y el Museo de Dalí en Figueras son otros lugares imprescindibles en esta escapada a Can Bassa.

¿Y tú, con qué destino sueñas? #LivingBookingExperience